Nací en una pequeña ciudad de Mendoza, Argentina, crecí en otra cercana junto con mis padres y mis dos hermanos, en un buen barrio laberíntico con gente de clase media trabajadora, con moras híbridas y eucaliptos, con los sanos juegos perdidos contra el cordón de la vereda, subido a bicicletas y árboles. La juventud, entre otras cosas, me despertó la curiosidad musical, aprendí en la guitarra algunas de las canciones folclóricas que escuchaba de mi viejo, y "entrené" mi voz encima de las voces grabadas que me llamaban la atención. Comencé a componer. Al salir del colegio, hubo un tiempo seudo muerto, que me hizo boyar entre estudios que me alejaron de la música como proyecto de vida. Aún así, nunca dejé de componer. Volví a despertar cierto día, gracias a maestros oportunos, y me encontré siendo la voz de la banda de rock progresivo "Vanguardia" con la que grabamos un álbum. Ya encaminado, empecé a darle forma a mis propias canciones y presentarlas en pequeños conciertos. La idea de un disco se encendió. En medio del proceso surgió un papel protagónico en una opera rock "El fantasma de la opera", acepté con temor pero con muchas ganas de crecer. Fue una experiencia que me despertó un nuevo apetito. Un buen día, reuní canciones de la niñez con algunas de ese presente y las llamé "Círculos", mi primer disco. El Círculo: el anhelo de perfeccionar lo que uno hace, la igualdad en la que nos sitúa la unión de las voces, el cierre de una etapa, el inicio de otra, una búsqueda permanente. Eso fue lo que comenzó para mi vida en la presentación oficial en mayo de 2011. De ahí en mas la búsqueda se amplió en muchas sentidos, fui finalista en algún concurso, protagonicé algunas obras de teatro musical, viaje con mis canciones por varias provincias y otros países, encontrando nuevos estímulos y personas valiosas, instruyéndome en otras disciplinas artísticas que condimentan la creatividad. Hoy, estoy más curioso que nunca