Fantasías sobre ópera: fascinación y virtuosismo By doing so he not only Este disco posee el atractivo de las rarezas por ser novedoso, único y estimulante. Un disco que, como en las grandes interpretaciones, transforma el virtuosismo en emoción y la dificultad en expresión. Por una parte se trata de la primera grabación mundial con la transcripción para cuarteto de cuerdas y clarinete de las piezas seleccionadas. El arreglo se debe a José María Morales, quien ha desgranado la parte original para piano distribuyéndola entre el cuarteto de cuerdas. El equilibrio de las voces y transparencia en las texturas son una prueba de su encomiable labor y de la valía de los músicos que las asumen. Por otro lado, el clarinetista español Carlos Casanova es uno de los pocos que aborda este repertorio en salas de concierto y el único que lo hace actualmente acompañado por un ensemble. Pero además se sirve de la tipología del clarinete alemán, concretamente un ejemplar fabricado en 1910 por Oskar Oehler, el constructor que definió el sistema de 27 llaves para esta variedad. Las diferencias respecto al clarinete tradicional de origen francés son sustanciales. Más allá de la diferencia de digitación y de construcción, el clarinete alemán ofrece un sonido más oscuro, redondo, sereno, estable y de afinación más perfecta. El francés goza de mayor riqueza en harmónicos y de una emisión más fluida. Su fraseo, teñido de una ligera lentitud expositiva, permite paladear las inflexiones de su arte reforzando el hedonismo de las melodías contenidas, harto conocidas por el melómano. Al margen de la riqueza tímbrica, Casanova demuestra un claro dominio de la extensión, desde el grave al agudo, y una musicalidad refinada evidente en los matices tímbricos, en un fraseo flexible y en un contraste dinámico amplio. Igualmente el apoyo diafragmático del que emerge su técnica le facilita un sonido lleno, dúctil, articulado con homogeneidad de registros, enorme pulcritud y precisión en los ataques, sin restar naturalidad a la interpretación. Especialmente, en frases largas llenas de escalas, arpegios, grupetti de semicorcheas y volatas que exigen un amplio fiatto para ligar y embellecer la línea y sus grupos ornamentales. Ello refuerza el magnetismo de unas páginas en la que prima la cantabilidad y la seducción melódica por encima de cualquier otra cualidad. Finalmente, el valor de las composiciones de este disco surge de la consolidación del clarinete como prestigioso instrumento solista a lo largo del siglo XIX. Éste se convirtió en una herramienta de difusión musical en conciertos, encuentros sociales y recitales destinados al ocio de músicos aficionados que exhibían sus habilidades ante un círculo reducido de amigos y conocidos. Música de consumo, pues, concebida para gustar y distraer que, en ocasiones, también fue escrita por músicos profesionales y virtuosos cada vez más prodigados en cortes y ambientes burgueses. Este aspecto no eximió las piezas de considerables dificultades en la ejecución técnica, vehiculadas por una exigencia virtuosística y con vocación didáctica: conciertos para clarinete, preludios, nocturnos, caprichos, romanzas, paráfrasis, fantasías y otras formas abiertas. De entre todas, las fantasías, ya fuera por su mismo título o por su efecto, permitían una variedad y libertad mayores, a pesar de su aparente falta de valor musical. Y, entre éstas, la fantasía sobre temas operísticos incidió en la difusión de los éxitos operísticos del momento. Albert Ferrer Flamarich Musicógrafo