La voz de Silvia Quesada no es nueva para los oídos de los aficionados a la música asturiana - y en asturia-no- de los últimos años. Hagamos una selección resumida de su trayectoria: ha sido integrante del colecti-vo "Muyeres", ha formado parte de Blima en su primer disco ("Entamu"), de Los Gatos del Fornu en el se-gundo ("Na cai") y ha grabado voces en el último trabajo de Tejedor ("Positivu"), grupo con el que hoy en día sigue de gira. Con la experiencia alcanzada en estos años, y tras mucho reflexionar, decide poner su voz en las manos de Alfredo González y Sergio Rodríguez para que le produzcan la que es su primera grabación como solista: "La pena abierta",que sale bajo el amparo del sello Algamar Producciones. Las canciones son, en su mayoría, músicas del propio Alfredo González -excepto dos composiciones de Javier Vallina, líder del grupo Bueno- basadas en textos propios y ajenos. Estamos hablando de un trabajo tranquilo, semi acústico, con un pie en su registro habitual y otro mirando a otras fronteras -pop, podríamos decir con la boca pequeña, y estaríamos generalizando en exceso-. La instrumentación es decididamente austera: la guitarra acústica y la viola de Rubén Bada, el bajo y las programaciones de Sergio Rodríguez, el piano de Alfredo y la voz de Silvia. Junto a estos, colaboraciones con nombre y sonido propio: el propio Javi Vallina, los hermanos Tejedor... Nada sobra ni parece faltar en una obra que pretende destacar voz de la mujer que le da nombre y las historias que canta. Hablamos de diez creaciones, casi todas de temática sentimental, vistas desde el prisma de la decepción o la derrota ("La pena abierta", vuelta de tuerca al mito de Penélope y Ulises), la resignación dignificada ("Antes de empezar", letra de Laura Fernández) o la resignación, sencillamente, aceptada y hasta esperanzada ("La vida que te falta", primera letra escrita a medias por Pablo Texón y Alfredo González). Aparte de las citadas, en este disco se estrena escribiendo en asturiano Javier Vallina con dos cortes totalmente identificables con su estilo habitual ("Son demasiadas las cosas que hay que aprender" y "Les palabres"), de estructura simple pero sentido y elaboración complejas, en las que también nos oferta su labor como coproductor. 10 canciones trabajadas despacio, 10 maneras de cantar a la vida, cada una a su modo Para finalizar con la nómina de colaboradores, en lo tocante a las letras, tenemos a dos nombres ilustres de la literatura y las letras asturianas: Berta Piñán, de la que Alfredo González adap-ta dos poemas ("Papel en blanco" y "Salvamos") y Boni Pérez, conocidísimo letrista de Los Locos y de Felpeyu, que vuelve a la escena con una letra parida - y musicada - como ranchera, quizás la primera en lengua asturiana. "La pena abierta" son, en conclusión, 10 canciones trabajadas despacio, 10 maneras de cantar a la vida, cada una a su modo. Dará que hablar, nada más tenéis que darle al play.