Mestizajes novohispanos se trata de un exquisito viaje por el barroco alemán, italiano y francés, en los que flauta, violoncello y clavecín dan vida a obras cuyos orígenes se remontan, con cierta seguridad, a la Nueva España, como algunas sarabandas, chaconas y folías de grandes compositores como Dornel, Monteclair Bellinzani, Bach, Corelli, d´Ánglebert y Couperin. Muchas de las danzas populares españolas del siglo XVI, que después fueron exportadas a toda Europa y adaptadas por cada uno de sus países a finales del Renacimiento y principios del barroco, parecen haber sido originadas en la Nueva España. Y es que, danzas cantadas como la zarabanda y la chacona son mencionadas por Quevedo, Lope de Vega y Cervantes como música relacionada con los esclavos, los sirvientes e indios americanos –y censuradas por la Inquisición por sus movimientos “inapropiados” y sus textos burlones que, se decía, habían sido inventadas por el diablo--. La chacona, en este caso y según diversas fuentes, parece haber tenido su origen en un lugar aún no identificado cercano a Tampico, por la cita del entremés El Platillo de Simón Aguado escrito para las bodas del rey Felipe II en 1599 que dice: Chiqui, Chiqui, morena mía / Si es de noche o es de día / Vámonos a la boda a Tampico / Antes de que lo entienda el mico / Que alguien mira la chacona / Que ha de quedar hecho mona. Otras danzas muy relacionadas históricamente con éstas, e incluso que eran confundidas con la chacona –como la passacaglia-- y la Folia de España, podrían también tener su origen en el nuevo mundo, sin que existan aún vestigios definitivos para esto. De cualquier manera, la música barroca en este tipo de danzas --conformadas por un bajo ostinato que es una fórmula de acordes que se va repitiendo constantemente y de la que se van haciendo variaciones-- está íntimamente relacionada con el actual son jarocho y el son huasteco, cuyas estructuras son idénticas a muchas de las danzas barrocas. Horacio Franco opina que “bien podría tratarse, sin temor a especular vanamente, de una de las grandes herencias y simbiosis entre la recién descubierta América y la Europa pre-barroca. Ello desembocó en uno de los movimientos musicales que más revolucionaron el pensamiento musical a principios del siglo XVII: el virtuosismo instrumental como una parte medular en la música “culta” de Europa. Tales formas musicales darían origen a muchas de las grandes obras de algunos de los más grandes genios en la historia de la música universal: Frescobaldi, Monteverdi, Bach, Haendel, Corelli, Scarlatti, Purcell, Vivaldi, Marais, Haydn y Mozart en los siglos XVII y XVIII, y en el siglo XIX compositores de la talla de Liszt o Brahms, hasta Carl Nielsen y Sergei Rachmaninoff. En esta aventura musical por dos siglos de vida independiente de México, Horacio Franco se hace acompañar por otros dos grandes virtuosos: el matemático y violoncellista israelí Asaf Kolerstein y el maestro en clavecín el mexicano Santiago Álvarez.